Todo parecía marchar bien
en F@nt@sy-Isl@nd
hasta que, repentinamente,
en una esplendorosa Epifanía
(quizás derivada de ese
sentimiento de mea-culpa
político-publicitaria)
¡¡¡VI LA LUUUZ!!!
Bueno, con honestidad, no vi un c
Pero, al sumar variada experiencia publicitaria
(de 'sabelotodo' no-académico, experto en nada)
sí aprendí que los seres humanos somos,
básicamente, incurables STORYTELLERS. Inventores, transmisores y consumidores
de ingeniosas historias, impactantes,
con objetivos variados. Persuasores, para
uso en publicidad y RRPP (como, por ejemplo,
la incomprobable narración de la manzanita
inspiradora de Newton,
que además dio origen a
la marca de tecnología
más exitosa de la historia.)
Cuentos generalmente
ilusionantes, motivadores,
esperanzadoras y, a veces,
con fines muy perversos-
amedrantadores-perturbadores-disuasores-
inmovilizantes... para controlar y someter.
O tristemente desilusionantes. Como los
que nos hicieron creer los supuestos
"expertos" que malgestionaron la
pandemia Covid-19 (de la que fui pionero
afectado —por suerte superviviente— en
enero de 2020, 15 días antes de que se
decretase en España el —ultrarremaldito— "confinamiento obligatorio").
¡¿Cómo coño
puede ser alguien tan arrogante para auto-
denominarse "EXPERTO" en un tema inédito,
gravísimo, y de origen desconocido?!
SAPIENS-STORY-TELLERS individuales. Comunicándonos uno a uno.
Cerebro en intercambio con cerebro.
Y nuestra narrativa se modifica y distorsiona
con cada nueva transmisión.
Por eso la exposición de las audiencias
a los anuncios publicitarios necesita ser
frecuente y redundante. Tal como la
propaganda política y religiosa.
Repetición. Repetición. Repetición.
Pues así funciona nuestra memoria, (al
menos a la luz de la neurociencia actual).
Evocamos un recuerdo, lo modificamos y
lo guardamos, tal como un archivo Word.
Así como en física cuántica medir algo
significa alterar lo medido, nuestra memoria
altera cada recuerdo evocado.
Un útil recurso para muchos políticos:
"Si no tienes razón, confunde bien las cosas",
aunque tiren de la hemeroteca audiovisual.
Gif animado sobre las 2 funciones que
nos hicieron algo menos animales (con
el perdón de ellos) y más pensantes:
1) el desarrollo del córtex frontal y
2) los utilísimos pulgares oponibles...
¿Habrá previsto el/la Diseñador/a
Universal que un simple pulgar se
transformaría un día en tan rentable
dispensador de "LIKES"? >>>
El neurocientífico Facundo Manes afirma:
"el cerebro es el único órgano en el universo
que intenta estudiarse a sí mismo" (infiero:
al menos hasta donde podemos enterarnos).
Se dice que las capacidades cognitivas de
nosotros, auto-denominados sapiens sapiens,
evolucionaron súbitamente, en pocos
milenios, por incidencia de 3 factores:
1) Los ancestrales PETROGLIFOS
–primigenios WhatsApps rupestres– que
dieron origen a la expresión de nuestro
lenguaje escrito y oral.
2) La INTERACCIÓN SOCIAL
Desde entonces comenzamos una masiva
huida palante a hombros de nuestro
instinto gregario.
Una carrera que, de repente, en poco más
de 200 años, nos condujo a digitalizarnos,
des-materializarnos, e ir delegando nuestra
percepción de la realidad en una voraz
compilación acumulativa de todo el saber
humano desarrollado, alojada en tremendos
reservorios artificiales potentemente
interactivos. La IA, o AI.
Reservorios de algoritmos intangibles pero
físicamente transportados y disipando calor
en profundidades submarinas (aunque nos
vendan la romántica analogía de la "Nube").
3) EL ENGAÑO TÁCTICO
Este poderoso factor —simple eufemismo
de la más deleznable mentira— continúa
condicionando nuestra evolución:
mentiras comerciales, mentiras conyugales,
estafas piramidales, guerras sucias, guerras
frías, bulos, fake-news, inadvertidos boots, sesgos, phishing, confusos trolls, etc.
Veremos...
Estamos llegando a
un gran punto de inflexión.