Hoy, gran parte de nuestro mundo material tiende a
transformarse en una intangible alternativa digital 'e-'.
A 'algoritmarse'. A des-materializarse.
Por causa de la disruptiva, exponencial e imparable
evolución tecnológica.
Con impacto profundo y amplio también en
las comunicaciones sociales.
Lo que obliga a la constante revisión y actualización de
los clásicos paradigmas del marketing y la publicidad.
Para preservar su eficacia.
Y adecuar los tradicionales valores éticos a las exigencias
de los nuevos sistemas de interacción y comercialización.
Cada día más influenciados por potente,
e inanimada, Inteligencia 'Artificial'.
Internet of Things; Augmented Reality; Metaverso; NFTs…
El ‘e-futuro’ nos desafía a diario.
La hiperconectividad 24/7 y la multitarea incrementan la
volatilidad, la distracción, la dispersión de nuestra atención.
Y nos exponen a un constante bombardeo audiovisual
con exceso de ofertas de productos y servicios.
Ofertas muchas veces subliminales.
Y muchas otras confusas. Indistinguibles.
Lo que dificulta la toma consciente, racional, de decisiones.
Por eso, como siempre, resulta vital
diferenciar las comunicaciones publicitarias.
Y hacerlo notablemente.
Así, además de crear, desarrollar y posicionar marcas,
es crucial sostenerlas, hacerlas perdurables. Mantener
su nivel de diseño de imagen, su calidad, credibilidad,
prestigio y competitividad.
Lo cual requiere Creatividad (1) Publicitaria Humana.
Algo que la Inteligencia 'Artificial' puede simular
pero no sustituir (aún… :)