Historias de un
ex-publicitario
en este loco, loco,
mundo sapiens
(The ugly, the bad and the GOOD... especie de reflexión inversa.)
Ya superamos los 8 mil millones de habitantes.
¡8.000.000.000 de percepciones sesgadas
parciales, limitadas, condicionadas, de esto
que definimos como 'realidad analógica'!
Durante la revolución industrial, a pesar de
los puestos de trabajo esfumados, la
población planetaria continuó aumentando.
Algo habremos hecho bien...
Pero ahora podríamos hacerlo muy mal
si una disruptiva revolución tecno-cognitiva
destruyese incontables trabajos entre estas
8 mil millones de almas, potenciales 'useless'.
Los Homo sapiens sapiens (bichos-que-sabemos
y que sabemos-que-sabemos) somos expertos
'storytellers'. Y voraces 'storyconsumers'.
Entonces, me pregunto:
-¿sabemos-que-sabemos-demasiado-mucho
o sabemos-que-sabemos-demasiado-poco?...
Un gran dilema que surge cuando el único
punto de referencia somos nosotros mismos.
Dentro de este enigmático contexto, digno
del principio de incertidumbre de Heisenberg,
mi karma me impuso un categórico destino:
(Podría haberme adjudicado otro castigo más cruel y muy
vergonzante, como, por ejemplo,
Pero ahora deduzco que, quizás –a pesar de haya podido causar
muchos sufrimientos, a muuuchas personas, durante muuuuuuchas reencarnaciones– el Universo Kármico fue benigno conmigo.)
>Inciso: la lengua española es riquísima en expresiones idiomáticas
inconfundibles. De máxima precisión. Sin embargo, la globalización
nos ha llevado a incorporar numerosas "campanillas" anglosajonas que
hemos ido asimilando simpáticamente, cual memorables villancicos.
Anyway, bienvenida sea la interculturalidad que tanto nos enriquece. ☺︎
ing! ing! ing! Advertising!
Mola mogollón diseñar publicidad eficiente:
anuncios y artes gráficos, y creación de marcas,
y sitios web, y spots TV, y cuñas radiofónicas,
y fotos, y merchandising, y packaging,
y copyrighting, y briefing, y labelling, y demás
herramientas 'ing' aplicadas a la industria del
mercadeo o marketing (valga el polisíndeton).
Mola. Aunque debamos machacarnos el cerebro
forzando un aumento de su entropía para que
muchas neuronas exuden conceptos 'creativos'.
Y así poder obtener ideas que impacten.
Que capten, y luego por repetición, rayana
con la saturación, capturen la atención
–consciente o subliminalmente– de
multitudinarias 'mentes-objetivo'/'targets'(*).
Audiencias segmentadas con alta precisión.
Para intentar tatuarles a fuego indelebles
imágenes de marca+historias que estimularán,
inclusive desde nuestra más temprana infancia,
poderosos impulsos de compra de productos
y/o servicios (muchas veces irrelevantes
y 100% prescindibles).
(*)
con qué frecuencia, por qué, para qué, por qué medio...?
son algunos de los interrogantes que imperan a la hora de diseñar
una estrategia de comunicación comercial que pretenda obtener
resultados eficaces.
No se trata solo de apelar a sex or appetite appeal, diversión, jingles o eslóganes pegadizos, caras bonitas, situaciones idílicas y/o locas...
Hay que hacer sudar neuro-transmisores a neuronas especializadas.
Conocer a la competencia, determinar el mejor concepto a comunicar,
el nivel de especificidad de los mensajes, etc.
Porque (la mayoría de) los/las receptores/as de los anuncios
no son tontos/as y Googlean cualquier duda en milisegundos.
Son muy discrecionales sobre sus marcas favoritas. E ind@g@n todo.
de la "a", pero me agrada hacerlo como una licencia, un handicap minúsculo
comparado con los tremendos horrores gramaticales que leemos cada
día en los noticieros de los medios de comunicación masiva, incluyendo
a los más prestigiosos.
En 2024, recurrentes apelativos tan antiguos
como '¡NUEVO!', y engañosos como '¡GRATIS!'
continúan, imbatibles, y sin rivales a la vista,
monopolizando año tras año el 1er Premio
a la Atracción Publicitaria.
También persisten, cada vez menos longevos
en durabilidad útil pero más saludables en
precisión de caducidad, otros recursos
non-sanctos del marketing, como la oculta
obsolescencia programada.
Dentro de este contexto cultural/coyuntural
del siglo pasado, a un baby-boomer como yo
el constante desafío de la famosa creatividad
publicitaria le resultaba 100% '¡GUAY!'.
Estimulantemente divertido.
Aunque, al profundizar mi variada experiencia,
me fue incomodando cada vez más echar en
falta el respeto por un componente no trivial:
la retórica deontológica publicitaria.
Me resultaba difícil discernir los escurridizos
límites éticos que 'deberían' (*) –en teoría–
acotar la actividad publicitaria. Pero que rara
vez se imponían, ni se imponen, en la práctica.
(*)
sigue usándose con frecuencia para comunicar
posibles hechos –aún no acontecidos ni
contrastables– disfrazados de cuasi-certezas.
Sabía que –aunque comercialmente debía
sobrevivir en un mar infestado de tiburones–
no utilizaría mi neuroentropía para sesgar mensajes, promover venta de tóxicos, ni
de ningún otro producto o servicio que
perjudicase a nadie...
Sin embargo, por algún inadvertido resquicio,
cual intruso #spam, se colaron en mi mesa
de trabajo... campañas políticas.
Y entonces, aunque algunas resultaron
muy exitosas, me sentí 99,99 % incómodo,
insatisfecho, con un amargo sabor de
ingenua e indeseada complicidad.
ha habido, y hay (imagino), políticos honestos,
capaces y responsables que dan lo mejor de sí
para el bien comunitario, sin alimentar ninguna
hucha opaca en algún paraíso de fisco-r€lax
o ultra-baja fiscalidad.(
(
explicaba el docto, entrañable e inolvidable
profesor José María Gay de Liébana y Saludas–
las grandes fortunas pagan impuestos de
poco más del 1%, o hasta del 3% si son un poco
inocentonas, mientras que las agobiadas pymes,
que conforman el mayor entramado vital, real
sostén de la economía de tantos países, deben
sufrir presiones impositivas del 35% (y más).
Mmm... No comment.
Pero como en este inquieto universo
energético lo único permanente
es el cambio...
LA CREATIVIDAD
no se crea ni desaparece.
¡Se automatiza!
Finalmente, ¿habremos creado todo lo necesario
para no necesitar más de la creatividad biológica?
¿Reemplazarán supereficientes algoritmos, almacenados en inerte sílice, las tareas que durante
décadas ejecutaron orgullosamente supervalorados
directores creativos publicitarios, ejecutivos de
cuentas, gerentes de marketing, gerentes de
producto, directores de arte, "copys", músicos,
planificadores de medios, diseñadores, fotógrafos, ilustradores, animadores, etc.?
La Inteligencia Artificial generativa y los LLM
ya pueden componer y ejecutar música imitando indistinguiblemente a Bach (o a cualquier otro
excelso compositor)... o emular cualquier estilo
artístico, o replicar tu rostro e imitar tu voz,
o 'pensar' estratégicamente para superar a los
máximos maestros de Ajedrez y Go, o interactuar
comercialmente con la misma eficacia (o superior)
a la de casi cualquier ser humano... O imitar y
tergiversar indistinguiblemente la realidad para
viralizar, en forma instantánea y global, con
objetivos perversos, convincentes fake-news.
O concretar cinematográficas estafas bancarias.
¿Hará la Inteligencia
Artificial que terminemos
añorando aquella (ahora
aparentemente ingenua)
CREATIVIDAD?...
Veremos...
Estamos llegando a
un gran punto de inflexión.